Me ha dado ahora por meterme en la cocina a cocinar cosas que no conozco, y la culpa la tiene mi hijo mayor con esto de querer comer todo lo que sale en los dibujitos. No, si yo reconozco que me moría de ganas por probar el queso que derretía el abuelo de Heidi sobre una rebanada de pan (que tenía que estar de vicio porque era lo único que comían) Pero de tostar un poco de pan con queso a hacer unos dangos... pues el niño quería comer dangos y yo que sé el tiempo que lleva pidiéndolos, bueno en realidad el niño pedía " esas bolitas blancas que se comen pinchadas en un palo que llevan una salsa oscura"
_ Ay, nene, que yo no sé como se hace eso
_ Pues se hace con harina de arroz y agua y se hacen bolas y se asan y luego se les pone la salsa.
(malditosdibujitosqueloexplicantodo)
Total que encuentro la receta y me pongo a hacerlos.
Primer error: no tengo harina de arroz.
Segundo error: en mi pueblo no venden harina de arroz. (o no la encuentro en 7 supermercados)
Total, que una promesa es una promesa y como tengo una máquina de esas que pican y muelen de todo, muelo el arroz rezando para que sea algo parecido.
Mezclo con el agua y voilá! me salen una bolitas de libro. Muy ufana me voy a la olla a hervirlas y veo acongojada (primer desastre) que las bolitas perfectas se deshacen en la olla...el arroz molido y la harina de arroz no es lo mismo (que diría Alejandro Sanz)
Pero soy obsesiva-compulsiva y tengo que terminar lo que hago así que busco otra receta en la que se cuece la "pasta" al vapor. Y allá que vamos.
Con la pasta cocida es más fácil hacer las bolitas porque no se pegan tanto y como ya no hay que hervirlas no se van a deshacer.... o sí, bueno intentad pincharlas en el palillo y me contáis.
Gracias a Dios con la salsa no tuve tantos problemas y me salió a la primera, pero el sabor era un poco raro. Ya había probado el agridulce y el agripicante pero el dulcesalado no lo conocía.
Como madre precavida no le puse la salsa a los buñuelos hasta que hubo pasado la prueba del paladar del niñopuñetero que después de tenerme dos horas sudando en la cocina me dice que la salsa no le gusta y que "ahora no me apetecen gracias.."
Ese es el momento en la que una estrangula el trapo de la cocina para no lanzarse a ese cuello como haría Homer Simpson.
Y todavía hay que pasarlos por la plancha...
Hora de la cena.
Marido que mira con cara de "estoqueéh" cuando planto los buñuelos de arroz en la mesa (la salsa aparte).
Niño que se sienta a la mesa con cara de "miraloqueheliado" y Barbaria que barre la estancia con la mirada de "unaquejayoslapongodesombrero"
La tensión se suaviza cuando planto un plato con salchichas. PERO primero sirvo los dangos...
Al final no hubo que lamentar muchos daños: Niño que se come los dangos con tomate (consejo número uno para madres primerizas, el tomate disfraza el aspecto y el sabor de las comidas así que si no son muy melindrosos pueden comer casi de todo con tomate)
Los adultos nos atrevemos con la receta completa y no están del todo mal, no, de hecho están buenos, de hecho nos los comemos todos...
Pero, por mi madre, que este niño va a ver Heidi para que no se le antojen cosas raras para comer.
2 comentarios:
Nena, los enlaces, que no van.
Los he restaurado (creo) prueba de nuevo
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