lunes, 21 de junio de 2010

Solticio, noche de San Juan y otras hogueras.

¿He dicho ya que el verano es mi estación favorita?
Pues dicen los entedidos que hoy empieza, aunque el cielo persista por aquí en lucir los grises colores otoñales y las temperaturas, aunque suaves, no invitan todavía a desvestirse y calzarse sandalias.
Aunque para mí no empezará realmente hasta la noche de San Juan. Fiesta en mi pueblo, pachangueo.... y fuego.
Me fascina el fuego, como me fascina el mar, al igual que debió fascinarle a los cavernícolas. Parece un ser vivo que respira y devora todo lo que toca, absorviendo y transformando su substancia.
Recuerdo los sanjuanes de mi niñez: terminaba el colegio y empezaba la fiesta el día que venían repartiendo las "banderitas" con las que se adornaba la calle, luego había que colgarlas, y ornamentar las puertas y una vez un vecino, poeta él, escribió carteles donde con rima de romancero se anunciaba quién vivía en cada casa y cuales eran sus virtudes y sus defectos.
Había concursos y juegos para niños y mayores: de disfraces, carreras de cintas, de sacos, con el huevo y la cuchara...chocolatadas o merengadas en las que había que darles de comer al compañero con los ojos vendados y que acababan como el rosario de la aurora con todo cristo manchado de chocolate o de merengue. Huevazos en la cabeza, a modo de bautismo en el que en lugar del consabido nombre del padre y del hijo se rezaba " la tierra es redonda y se demuestra así" . Jugar en la calle hasta la madrugada mientras los vecinos sacaban las sillas y las cenas a la puerta y los zagales comíamos un poco de cada casa, cual cochinillos de San Anton.
Era fantástico ver a nuestros padres de buen humor y un poquito borrachos, los vecinos se daban besos y se perdonaban por aparcarse unos a otros en las puertas de sus casas.
...Y la hoguera. En la mágica noche de San Juan en las que corté ramas de helecho y vertí cera en el agua y todo ritual cuanto escuchábamos para traer buena suerte o encontrar un amor.
La quema del muñeco que presenciaba desde mi azotea. Las llamas que lamían y devoraban, y la expectación cuando le quedaba poco porque nos habían dicho que dentro ponían petardos.
Acostumbré a lanzar mis malos pensamientos a ese fuego, mis miedos y mis dudas para que fueran devorados y reducidos a cenizas. Para que volaran como pequeñísimas estrellas anaranjadas hasta desparecer.
Renovación, purificación y el alma libre y ligera, vestida de verano también.

Seguro que no es tan espectacular como las Fallas o las hogueras en la playa este fuego pequeñito que duraba apenas cinco minutos. Pero para mí era el paso hacia una época de solaz y aventura, mi bendito verano, y el momento en que mudaba de piel el corazón.

Ya me impacienta esperarlo este año.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Te puedes creer que nunca he estado en las hogueras de San Juan??? Este año tampoco creo que vaya...así que tendré que esperar!!

barbaria dijo...

Pues esa noche se presta a todo DANYGIRL, yo que tú intentaría no perdérmela.

La Maga dijo...

Yo estoy contando las horas para que llegue el miércoles!!! Adoro San Juan ^^ encender la hoguera, ir de moraga con los amigos, las barbacoas, la música, los juegos, las charlas, los chapuzones a las 3 de la mañana en un agua negra cual boca de lobo...te he dicho ya que me gusta San Juan??jajajaja

Tengo curiosidad por saber como se celebra en otras ciudades.

Bonitos recuerdos, y ahora a pasarlo en grande!!

Besos =)

X dijo...

Jajajaja. Yo este año también me pierdo San Juan. Que no quiere decir que vaya a perderme la noche en sí, claro...

barbaria dijo...

Pues a los que no veáis las hogueras, encended una cerillita al menos. Feliz verano a todos. Sobre todo a los estudiantes talentosos que no tienen nada que hacer hasta septiembre.

Anónimo dijo...

uuff...para mi es una noche muy especial...lo llevo en la sangre, en la cultura de mi tierra...y estar lejos me hace estar melancólica, pero con unas ganas de celebrarlo!!
Y he dicho que este año no, no me voy a privar de disfrutarla aunque sea en F. y su sosez..:D

Mirna Macondo dijo...

Lo cuentas de una manera PRECIOSA... ¡Cuánta tradición! Creo que nunca he vivido algo tan bonito como eso. Me gusta mucho eso de quemar los malos pensamientos para que se purifiquen... Creo que me pasaré por alguna hoguera, a ver si me quedo bien a gusto.
Mi abuela me decía que era una noche mágica en la que duendes raptaban a princesas (no necesariamente princesas de noble cuna, por ejemplo tanto tú como yo valdríamos) y las encerraban en una cueva. En la noche de San Juan, esas princesas encerradas salían y tenían que secuestrar a otra princesa para librarse de una maldición...
No lo recuerdo bien ahora. Pero me gustaba mucho escucharlo.
San Juan es una noche realmente mágica.
Desde Marte
Mirna

Akane dijo...

Me acabas de llevar a mi infancia!! Qué bonitos recuerdos... los mayores bebiendo del búcaro y los pequeños bailando la conga...y mientras que se quemaba el muñeco esperando con los oídos tapados a que explotaran los petardos... qué pena que mi hija no pueda vivir eso. Ese ambiente de amistad entre vecinos se ha reducido a buenos días, buenas tardes...