Las puertas abiertas invitan, acogen, y te dan la libertad de decidir si quieres entrar o no, incluso te permiten echar una ojeada dentro antes.
Las puertas entreabiertas dejan un resquicio a la imaginación, tentadoras e impertinentes si el viento se encapricha en jugar con ellas.
Las puertas que se cierran rechazan, bueno, aquellas que se cierran de un portazo.
Las hay que se cierran suavemente como un adiós sereno.
Las que te encuentras cerradas intrigan, su cerradura es un misterio y nos preguntamos cúal será las llave que las abra.
¿y si fueras una puerta....?
6 comentarios:
Cerrada. :-)
Cerrada, pero con cristal. Eso sí, de portazos nada: para eso están las manillas, para girarlas con cuidado.
Cerrada, pero con llamador,nunca se sabe que o quien puede llamar a tu puerta.
Abierta de par en par.
Abierta... siempre.
Depende...
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