Me cuesta acostumbrarme a la lluvia, me da pereza salir de la cama y enfrentarme al día paraguas en ristre. Llueve a la hora de entrar los niños en el colegio y sorprendentemente no vuelve a hacerlo (o no lo hace tan fuerte) hasta la hora de recogerlos.
Se te mojan los zapatos y tienes los pies fríos todo el día. Se te mojan los zapatos y tienes el suelo del salón lleno de churretes.
Odio los días de lluvia, salvo que sea domingo.
Entonces me acurruco entre las sábanas por la mañana, paso el día holgazaneando, vemos una peli y comemos palomitas (la peli será de dibujitos, probablemente). Entonces miro por la ventana que se empaña con el aliento y pienso que qué bien que llueva fuera mientras estamos dentro.
3 comentarios:
Siempre llueve cuando no hay colegio, dice el refrán. Para "los mayores" sería justo al revés. xD
A mí me encanta que llueva!!!
Pues vale, cantemos: "Que llueva, que llueva..."
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