domingo, 25 de abril de 2010

Objetos perdidos

_ Perdone...¿es aquí donde guardan las cosas perdidas?
El empleado levanta sus ojos por encima de las gafas y me contesta, aburrido.
_ Así es, señora ¿en qué puedo ayudarla?
Ignoro el señora,este no se ha dado cuenta de que aparento menos edad, aunque estoy segura de que se dirige a mí porque no hay nadie más en la sala.
_ Vengo buscando...
_ Le advierto que no tenemos juguetes de la niñez, ni cuentos, ni amigos perdidos, ni podemos devolverle las horas que perdió o creyó perder en salas de espera o leyendo aquel libro o viendo aquella película que no le gustó.
_ Ajá, yo...
_ Tampoco tenemos las oportunidades perdidas, todo el mundo viene buscando oportunidades perdidas, ni los trenes que sólo pasan una vez, la misma frase lo dice sólo-una-vez.
_ Verá quisiera...
_ No se le ocurra pedir cosas que nunca tuvo, si no las tuvo no las perdió. A ver seré concreto, ¿cuál es su nombre?
_ Barbaria
_ Barbaria... Barbaria... desde luego se ponen cada nombre... aquí está: tenemos un sueño. Es ese en el que camina hacia la orilla, pero el agua sube en vez de bajar y le da miedo de ahogarse.
_ No, eso no quiero recuperarlo...
_ Entiendo.. a nadie le gusta soñar que se ahoga... desgraciadamente las cosas desagradables son más fáciles de recuperar.
Me mira alos ojos por encima de las gafas, me interroga con un movimiento de cabeza y hombros.
_ Entonces, señora, ¿en qué puedo ayudarla?
Toso confusa.
_ Unas llaves...He perdido las llaves...
_ Oh, si. Tiene un gran historial de llaves perdidas y gafas y paraguas...Señora, ¿ha mirado bien en el bolso..?
Ante la duda, vuelvo a vaciar el contenido de mi bolso, esta vez sobre su impoluto mostrador. El monedero, los pañuelos de papel, dos juguetes del burguer, una piedra, papeles de caramelos, un recibo del super, una barra de labios que nunca uso, tarjetas con nombres de gente que no reconozco...mira, ahí, justo en el fondo..
_Gracias, _ digo_ pero no lo entiendo...ya había mirado antes...
El empleado me mira con condescendencia.

_ A veces creemos que perdemos cosas...pero sólo lo creemos...están ahí... todo el tiempo.

lunes, 19 de abril de 2010

Inundación!!

Yo que creía haber dejado atrás las lluvias, las intensas por lo menos, y ayer va y se inunda todo.
Así como a las 4 y media de la tarde el cielo rompió las compuertas y cayó una de padre y muy señor mío que nos dejó atrapados en el campo de mi suegra por unas tres horas.
Asombrados mirábamos como subía el nivel del agua cuando entró, sin invitación por supuesto, una inmensa ola de agua lodosa que inundó el porche llegando incluso al escalón de la casa.
Diez centímetros, quince centímetros y yo que había dejado las ventanas abiertas en casa!!
Imposible llegar al coche sin acabar como una sopa y mucho menos salir de allí sin saber cómo estaban las carreteras.
El teléfono comenzó a sonar, el pueblo se inundaba, en las calles corría el agua como si fueran ríos.
Entonces empezamos a santiguarnos.
Mi hijo mayor estaba como loco y nos anunciaba: "¡Ésto es el diluvio!, ¡el fin del mundo!" (jodío niño...)"¡Menos mal que aquí hay provisiones suficientes!"
Lo vivimos como una incómoda aventura, era más la alarma que el peligro.
Al fin escampó y llegamos a casa sin contratiempos para comprobar que no había entrado demasiada agua por las ventanas, nada que una fregona no pudiera arreglar.
Pensé en todas aquellas personas que han tenido que ser evacuadas de sus casas, que hayan tenido que salir con lo puesto para evitar males mayores dejando atrás sus tesoros más queridos. En cómo la naturaleza pone al hombre (rey de la creación) en su sitio y en tantos desastres naturales que nos vienen aconteciendo.
A ver si al final es verdad y el mundo se acaba en el 2012...

Como siempre, mi hijo me arrancó una sonrisilla cuando, en lo peor de la tormenta, me miró muy serio y me dijo:
_ "Mamá, por si morimos, quiero que sepas que eres la mejor madre que jamás he tenido"
Es bueno saber que eres la mejor en algo, entre taaanta competencia.

domingo, 18 de abril de 2010

Minutos musicales

Porque soñar es gratis y no duele...

lunes, 12 de abril de 2010

Querer es poder

Juan, 96 años.
Se ha roto la cadera, o eso le han dicho.
Exactamente se ha roto todo él.
Ahora, ya no volverá a andar. Su familia tiene miedo de que vuelva a caerse.
La silla de ruedas se convierte en su nuevo medio de transporte, de todos modos ¿a dónde querría ir un viejo de 96 años, medio ciego y medio sordo?
Las torpes manos, deformadas por la artrosis, se aferran a las agarraderas de las ruedas e impulsa con sus brazos su cuerpo nuevo, rodando por los pasillos. Ya no le duele, no tanto, pero echa de menos andar aunque lo hiciera como antes, despacito, trabajosamente.
Días después puede apoyar el pie ( se desaconseja la marcha, debido a su avanzada edad, dice el traumatólogo, y a las carencias sensoriales que padece). Una semana después puede levantarse sin ayuda y si se esfuerza, empezar a aguantar su escaso peso con la pierna rota. Dos semanas después, camina por las paralelas mientras pide que no lo suelte.
Tres semanas, le convenzo de que el andador no va a morderle y que el surco que ha hecho en la alfombrilla de las paralelas es más que suficiente.
Allá vamos.
Un paso, otro paso, media vuelta.
Un paso, otro paso, vuelta entera.
Un mes. Juan da diez vueltas al gimnasio, solo, sin que vaya a su lado, sin que le coja del brazo.
Llega el día. Hoy le han traído el andador nuevo de la ortopedia.
Azul, como él lo quería.
Le ayudo a levantarse de la silla que queda atrás como la vieja piel de una serpiente y observo como se marcha, como una madre ve a su hijo alejarse por primera vez en bicicleta, esperando verle caer en la primera esquina...

Ahí está, sentado en el patio, muy cerca de la pajarera donde medio ve a los canarios y medio oye sus trinos.

Paso, le saludo, me saluda, me da las gracias.

Me encantan que los planes salgan bien.

sábado, 10 de abril de 2010

Cumpleaños feliz...

Hala, ahí os quiero ver a todos cantando, bien puestecitos delante de la tarta que tengo que soplar las velas...¿qué cuántas velas?
A ver...
En principio pensé en recumplir años, seguir con los mismos del año pasado. No estaría mal, detener el tiempo por un año...pero entoces pensé que tendría que hacer lo mismo al año siguiente y eso ya se iba a notar mucho.
Opté entonces por hacer una encuesta: "El sábado es mi cumpleaños...", "¡Qué bien...! ¿Cuántos?""¿Cúantos crees?"
Asombrosamente todos se aventuraron por decir un número 3 o 4 menores de mi edad de verdad.
Puesto que aparento menos, según el 100 por cien de los encuestados, voy a decir que cumplo 36 para que me miréis asombrados y digáis..."¡ Imposible, ¿de verdad?...yo no te echaba mas de...(incluid ahí 28 y me sentiré feliz)"
Soy muy, muy feliz este día, por varios regalos que he tenido (y no materiales, sabiondos)
¡Venga! ¿Qué haceís ahí callados?
Cumpleaaaños feeeliiiiz.....

martes, 6 de abril de 2010

En frascos pequeños...

A veces la vida te premia con un sueño pequeño, una ilusión cumplida, un brisa fresca de esperanza que hace que todo cobre sentido.

jueves, 1 de abril de 2010

Martes Santo: mi Hermandad









Aquí todos somos de una Hermandad, ya porque estés inscrito en ella, ya porque le sientas más devoción a alguna de las imágenes...esto es un poco como que fútbol, que seas del betis o del sevilla depende de en que casa se nazca, o de que equipo sea la mayoría de tus compañeros del cole. E igualmente la defiendes a capa y espada sin tener en cuenta que tu Cristo y mi Cristo es al fin y al cabo, el mismo Cristo (pero mi Virgen es más guapa, eh?)
En mi caso ,no hubo más remedio, pues nací un Martes Santo a eso del mediodía y cuando mi madre se puso de parto, andaba mi padre poniendo claveles montado en el paso del Cristo. Apuntada en mi Hermandad horas antes de haber nacido con el nombre de mi padre (es que esperaban que fuera niño).
Ese día, con calles un poco menos concurridas, disfruto de la procesión, la busco en cada rinconcito, en aquella calle estrecha, en el convento donde le tiran flores, en la entrada de la carrera oficial donde van a tocarle mi marcha favorita...y me emociono cuando en una levantá, la van a llevar al cielo y cuando se mecen los varales al mismo compás de Los Campanilleros...

Lo sé, lo sé, no lo entendéis...será que hay que vivirlo, es parte de nuestra tradición y de nuestra cultura, independientemente de que seas cristiano o no, de que pienses que lo que procesiona es un "trozo de madera" o el depositario de tu fe, yo encuentro belleza en ello como cada uno en lo hará en las costumbres de su pueblo y aguantaría de pie (y con tacones) el paso de mil quinientos nazarenos para verlo.