lunes, 30 de noviembre de 2009

Atardeceres

Si hay algo que hecho de menos en invierno son los largos atardeceres.
En invierno el día se apaga abruptamente, como quién apaga una luz y casi ni se siente el tránsito del día a la noche.
Sin embargo, en verano me gusta disfrutar de las laaargas tardes, ni hay nada que me pueda relajar más que sentarme en una terraza a ver como muere el día. El cielo derrocha colores, la brisa refresca en ambiente y si encima puedo observar el cielo mirando hacia el mar no habrá mejor momento.

Ahora toca abrigarse, ver la escarcha formarse en los cristales de los coches, y soñar con la nieve que sólo vemos en el telediario.
Arrebujarse dentro del chaquetón y decir "qué frío" cuando hace apenas una semana nos quejábamos del calor porque por estas latitudes el frío (y el calor) entra de repente como si hubiera un niño jugando con los interruptores.
Ahora toca quedarse en casa y jugar a la oca e inventarse mil historias para entretener a los crios, pelis desde el sofá con la manta hasta las orejas, chocolate calentito para merendar y hacer bizcochos o rosquillas para acompañarlo.
Ahora toca sacar las bufandas y los guantes, y soñar con encontrar un billete perdido en bolsillos que no has visitado desde hace medio año.
Ahora toca desempolvar las figuritas del belén y quebrarse la cabeza pensando en los Reyes Magos, viendo escaparates en tardes artificialmente alargadas con el alumbrado navideño.

Disfrutaré de todo esto y esperaré a que el tiempo me devuelva los atardeceres veraniegos _tranquilos, silenciosos, lentos_cuando puedo mirar directamente al sol sin quemarme los ojos y ver su burbuja naranja hundirse tras el horizonte pensando que así deberían ser todos los finales.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Un cuento para...no dormir?

Resumo un cuento que ha traído mi hijo de la biblioteca del cole.

Las hormigas negras tenían un rico y próspero hormiguero, tanto que decidieron contratar a las hormigas rojas para que les hicieran el trabajo.
Las hormigas negras celebraban veladas de música y poesia y las rojas recogían la comida y atendian a los bebés.
Las hormigas negras miraban a las rojas por encima del hombro, pensaban que eran inferiores y construyeron escuelas sólo para las hormiguitas negras dejando a las rojas en la calle.
Las hormigas negras se volvieron cada vez más vagas y más gordas.


Pero un fatídico día, una gran lluvia hizo que el hormiguero se inundaran. Las hormigas rojas, más ágiles y fuertes pudieron escapar llevándose consigo a los bebés hormiga negra, no así las hormigas negras que no pudieron salir del agujero a tiempo.
Acabada la tormenta, las hormigas rojas reconstruyeron el hormiguero y vivieron felices dedicándose a la horticultura y con escuelas para hormiguitas negras y rojas. Y los bebés hormiga negra crecieron, casándose con las hormigas rojas y teniendo hormiguitas grises.


Moraleja:

_¿Ves, mamá? Si contratas a alguien para limpiar la casa, te vas a poner gorda y cuando te ahogues me iré a vivir con esa persona y me casaré con ella cuando sea mayor y tendremos niños de colores...

No me digáis que no da miedo...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Todavía no.

Hora de tutoría en el colegio.
El profesor me saluda cortesmente, me da la mano y me invita a sentarme en una de las pequeñas sillas del aula.
¿Por qué lo harán?
¿ Por qué te incomodan acomodan en esas diminutas sillas mientras ellos se sientan en una más alta y aparentemente más ergonómica?
Mientras hago equilibrios con los tacones y junto las rodillas con insistencia al sentarme (mira que sólo me pongo falda una vez al mes y ha tenido que ser hoy) y acomodo el bolso en el regazo entre las rodillas juntas y casi pegadas al pecho, pienso si no habrá en todo el colegio un despacho, una sala o una cafetería donde hablar más cómodamente.
Ya estoy.
Levanto la cabeza para mirarle y callo, atenta a sus palabras.
Es buen chico, me dice, va bien en la lectura, adelantado incluso, el problema es que es muy lento haciendo las fichas...es tranquilote. No, si las hace bien, pero se distrae mucho y taaardaaaa...Bueno, también es que la clase es muy buena, mire, hoy en media hora me han hecho dos fichas, en cambio a su hijo le ha faltado un poco para terminar la primera...Tenemos que tener en cuenta que es ahora cuando se están asentando las bases de trabajo para el niño en un futuro y bla bla bla bla bla.

Me distraigo aprovechando que revuelve entre papeles para enseñarme las fichas de mi hijo y las de probablemente uno de esos chicos más rápidos.
Contemplo los dibujos que hay colgados en la pared.
No tienen nombre y son todos asombrosamente iguales.
Deben de haberles pedido que pinten una casa y casi todos han pintado casas de tejados rojos y chimeneas echando humo, algunos han pintado la playa y entre todos ellos reconozco el de mi hijo: líneas azules concéntricas, rayas verdes y amarillas cruzándolas y un borrón negro y violeta al otro lado. Abajo, en la esquina una casa pequeñita con tejados rojos y humo saliendo de su chimenea.
....como ese dibujo, continúa, estuvo casi todo el tiempo pintando garabatos hasta que le dije que pintara la casa que se iba a acabar el tiempo. ¿Por qué no prueban a utilizar un panel dónde se vayan anotando puntos por sus logros? ¿ y si le ponen un reloj delante cuando esté haciendo los deberes con una hora límite para que los termine y si acaba a tiempo le dan un premio?
Aseguro al profesor que hablaré con mi hijo y seguiré sus consejos, a ver si se distrae menos y trabaja mejor en clase.

_ Esos no son garabatos._ digo en la puerta del aula.
_ ¿Perdón?
_ El dibujo... las rayas concéntricas son una nave espacial que ha diseñado para viajar a marte (hecha de material reciclado e impulsada por la energia solar)pero como va a la velocidad de la luz, pues sólo se ven rayas. El nubarrón oscuro es que se están aproximando a un campo de meteoritos pero no debe ser muy peligroso, por eso están disparando el láser verde y amarillo. Cuando el riesgo es muy alto usa el rojo.

El profesor comtempla el dibujo como si lo viera por primera vez.

¿Sabe qué? Vamos a darle otra semanita a ver cómo le va.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

HOUSE




Ayer, con retraso, con mucho retraso vi el primer capítulo de la siguiente temporada de House (que no sé ya por cual van). Y es que me encanta esa serie pero no sé por qué razón no he visto nunca más de medio capítulo sin tener que levantarme tres mil trescientas veces porque mis jodíos niños dulces criaturitas me reclamen.
A ver...Rehabilitar a House, ¡a House! cuya dieta se compone de vicodina y la comida que le roba a Wilson.
Pues mira, sí, guay, House liándola en el manicomio. House negándose a tomar la medicación..dales caña, tío!!
¿Pero qué es esto? Un House blandengue...bueno tiene su punto...¿mande? ¿House se rinde?¿House se enamora?¿House se somete?¿House se implica?
¿Qué ha pasado con el dolor de la pierna?
¿Qué ha pasado con el "todos mienten"?
No puede ser, mi House no. Yo quiero a ese ser despreciable cuyo fin supremo consiste en acertar en el diagnóstico sin que le importen un pimiento sus enfermos, yo quiero al que somete a Wilson a innumerables pruebas a ver si sigue siendo su amigo, al que se burla de Cuddy cada vez que quiere, al cínico...no puede ser.
_ Es que tú no has visto la quinta temporada_ dice mi hermana (anda, mira, que van ya por la sexta)_ y ya estaba muy mal...necesitaba frenar...
Pues nada, me pongo a bajar la quinta temporada a ver si le encuentro sentido a este cambio, que lo único que me falta es que dimita de su trabajo y se dedique a construir maquetas...

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lección de anatomía

A veces es necesario amputar.
No hay más remedio.
Se hace para evitar un mal mayor.
Nadie desea perder una pierna o un brazo pero se puede vivir sin ellos.
No es lo mismo, pero se puede.

A veces, se da el caso que, después de la amputación, la persona sigue sintiendo el brazo o la pierna como si estuviera ahí porque se amputa el miembro pero no la zona del cerebro donde se alojan sus receptores sensitivos.

A veces, duelen.

Eso se conoce como "dolor del miembro fantasma" y es tan físico y tan real como si el brazo o la pierna siguieran estando en su sitio.

Por eso siempre es necesario luchar.



Y sí, va por vosotros

Y ya no tengo nada más que decir.

domingo, 8 de noviembre de 2009

"Ese vaso, ahí, se cae" o el masoquista emocional.

Todos conocemos a alguien así, yo diría más, seguro que en algún momento hemos asumido el papel de agorero heredado quizá o aprendido de nuestras madres o abuelas.
Mi abuela, en concreto, es especialista en esto. No dejaba de recordarnos cada cinco minutos cuales eran los peligros que nos acechaban a la vuelta de la esquina.
Pero ella no se conformaba con decir "esa niña se va a caer de la resbaladera", noooo, ella afirmaba: "esa niña se cae y se va a romper una pierna y como no le cure bien y se quede coja, verás" o peor aún:"Se te van a salir los sesos cuando te abras la cabeza con la dichosa bicicleta" Bueno, ni me quedé coja ni se me salieron los sesos ni ná, pero sí me caí unas cuantas veces y qué cara de satisfacción cuando decía a voz en grito: "¿lo ves? ¿lo ves?"
En realidad no se alegraba de mis caídas, pero disfrutaba cada segundo que transcurría desde su aviso hasta mi batacazo. Es más, los días que no me caía, tropezaba, resbalaba, cortaba, desollaba o era sacudida por algún malandrín no se iba contenta a casa, ya que si no me había pasado nada hoy me podía pasar mañana.
Era lo que yo llamo una masoquista emocional.
Le gustaba sufrir el miedo y la angustia de lo que pudiera pasar antes de que ocurriera realmente.

Todos tenemos miedo de que ocurran o no ocurran cosas pero hay quién los busca, los desea, los disfruta. Da igual de qué se trate, el masoquista emocional se angustia por todo: si no encuentra trabajo porque no lo encuentra, si lo encuentra por que a ver que le va a pasar en el nuevo empleo, si se queda por que se ha quedado y si se va por sí mismo porque se ha ido.
El caso es que viven del miedo, se alimentan de la angustia y se hacen adictos a la preocupación.
Hay quien llora por no tener la luna en las manos y cuando la consigue llora porque no sabe qué hacer con ella.

Tengo una amiga (plañidera en una vida anterior seguro) a la que le ocurre esto, y a mí misma, confieso, me había dado por no dormir pensando en el porvenir: el paro, la crisis, el fin del mundo en el 2012...
Ahora le cuento todo a ésta amiga y es ella la que no duerme por las noches. En cambio yo duermo a pierna suelta sabiendo que hay alguien que se preocupa en mi lugar...
Yo, tranquila. Ella, infeliz... y todos contentos.
¿Alguien más se apunta?

domingo, 1 de noviembre de 2009

Halloween



Barbaria y sus dos barbaritos diciendo truco o trato.

Esa que está ahí de espaldas soy yo, y esos_ el cruel verdugo y la gorda calabacita_ mis niños. Ahí estamos, celebrando Halloween por primera vez. Es asombroso como los niños añaden a su galería de entretenimientos cualquier tipo de celebración. En el caso de Daniel era imprescindible desde que vió Pesadilla antes de Navidad celebrar el famoso día dando sustos y pidiendo caramelos (Monster House también ayudó) y eran muchos los niños y adultos que se disfrazaron para la ocasión. No esperaba yo verme de puerta en puerta pidiendo aunque fueran caramelos. Algunos vecinos que no estaban aprovisionados ante el ataque imprevisto daban a los niños cualquier cosa (en la calabaza encontré naranjas mandarinas, bolitas de coco caducadas y una pastilla de avecrem ) pero bueno, echamos unas risas y hubo sitios en los que se lo curraron muy bien, con telarañas y todo.
Ya de vuelta, mi cuñado propuso ver La Maldición (película de la que no he superado ver el minuto 7, porque me da mucho miedito que salga el niño ese con tantas ojeras) y aunque lo intentamos los peques no se dormían ni a la de tres (debía ser el dulce) así que lo dejamos para otra ocasión.


Y hoy la cumplida visita al cementerio. Dejarle un ramo de flores a mi abuelo es poco porque se lo pondría cada día, se lo pongo cada día en mi corazón. Era el mejor abuelo del mundo, un segundo padre para mí y una buena persona para todos. En su lápida mi padre mandó poner "Quién te conoció te ama y quién te ama no te olvida" .
Hace ya casi 7 años y cada día vive en mí, a través de mí y de su familia.
"Te quiero más que a España entera" me decía y yo contestaba "y yo más que a todo el universo"

Más que a todo el universo, abuelo... todavía.