domingo, 29 de julio de 2012

Aprendiendo

Hoy, hito histórico, el peque aprende a nadar.
A instancias nuestras accede a quitarse los manguitos y a usar lo que llamamos "el churro"
(uno de los tubos de espuma de color desvaído que dejamos en la piscina para uso del que lo necesite).
Se monta en él y juega a que es su caballo mientras salpica y ríe, visiblemente contento.
Uno está siempre atento a que no pasen ciertas cosas, pero a veces pasan: el churro, como indómita montura, se escapa de entre sus piernas y le toca agitar las manos entre gritillos nerviosos mientras los que pululamos a su alrededor competimos por llegar a agarrarle.
Tarde.
El niño patalea y ante el asombro de los presentes alcanza la escalerilla sin grandes dificultades.
Su carita refleja emoción y triunfo, los demás tocamos palmas y repartimos besos.
Ahora es un pescadito, suelta y recoge el churro, se aventura de la escalerilla a mamá, de mamá a papá, de papá a los titos y de vuelta a la escalerilla.
Crecen, pienso emocionada, subyugada por los pequeños grandes logros que alcanzan.
Aprenden y aprendo de él que a veces las circunstancias nos obligan a hacer cosas para que no creemos estar preparados y que a veces las escalerillas no están tan lejos como nos parecen.

jueves, 19 de julio de 2012

Cooperando..



Dicen que hicieron así el tema porque en ese momento no tenían más que una guitarra... ríete tu de la crisis.

lunes, 9 de julio de 2012

¿Había escrito ya una de mafiosos?

"Pasa", me dice tras la reluciente mesa de su nuevo despacho.
"Tengo que comunicarte que la empresa te propone un cambio en tu jornada laboral, de 40 horas a 36..." (Glups!, pienso mientras compongo mi mejor cara de póker)"..naturalmente tú tienes que estar de acuerdo en eso." La rubia de bote apoya dos dedos sobre su sien derecha y el ojo se le tuerce en un gesto extraño, como si todo le diera sueño y tuviera que levantarse el párpado para mantener la mirada. "Yo te comunico sólo que si no aceptas, la empresa te ofrece la carta de despido. La empresa está ahora muy fuerte económicamente y no le importa despedir a quien sea."
_"Pues tan fuerte no estará_contesto con calma_ cuando nos deben dos meses de sueldo y las pagas extras del año pasado".
_"Es mi deber comunicarte que fulanita y menganita han renunciado a tal y cual derecho para continuar trabajando...y que sabes como está la situación y que hay veinte personas dispuestas a ocupar tu puesto".
Continúo con mi cara de póker y trato de no espetarle a la cara a cuantos de esos 20 ha entrevistado para conseguir a alguien que nos haga las vacaciones de verano (tres míseros curriculums: uno rechaza el trabajo porque estuvo el año pasado y sabe como se tarda en cobrar, otro ya está trabajando en otra cosa y el tercero, un chico recién salido que está deseando empezar en agosto a trabajar en un gimnasio y veremos si cubre mis vacaciones...)
La amenaza es innecesaria y superflua.
Acepto, acepto, claro que acepto, sobre todo porque me sale más rentable no cobrar 36 horas en lugar de no cobrar 40.
Ya no me sorprende la cara dura de "la empresa" y me da pena la rubia esta, con el despacho decorado con post it rosas, floreros rosas, carpetas rosas... esta no sabe como se las gasta "la empresa" con su política de usar y tirar y tengo curiosidad por saber qué llega antes, mi jornada reducida....o el momento en que ya no sea necesario una persona para comunicar ciertas noticias.