En una España en la que unos y otros reclaman su derecho a hablar en su propia lengua, Andalucía no podía ser menos. Que sí, que el castellano se habla aquí una jartá de mal, pero el andalú... eso e otra cosa. Eso es lo mejón del mundo.
En muchos sitios me han mirado por encima del hombro cuando he abierto el pico, por mi ceceo o por mis expresiones, a otra gente le resulta gracioso.
Un poné: mi hermana estuvo una temporada viviendo en Huesca trabajando en un puesto donde tenía que hablar con musha gente.
_ Hay que graciosa!!. A ver habla, habla...
Y mi hermana, que no pretendía en absoluto ser graciosa se quejaba:
_ Ea!
Y con esa dos letras se partían de risa.
Gracioso o no, nuestro habla es especial. Y poco a poco vamos ganado terreno, eso de comernos las "d" en las terminaciones -ado, -ido que era propio, según decían de gente inculta, ahora se eschusha por tos laos y se admite. Y es que según decía mi profesor de lengua, un idioma evoluciona con el uso y aquí se usa musho. Se habla por los codos y tienes que hablar ligero antes de que el otro te conteste.
¿para qué decir "¿dónde vas?" si puedes decir "¿ondevá?" y contestar "a casa de mi madre" cuándo puedes decir "ancá mi mae"...?
Si hay alguien interesado en aprender esta bonita lengua (imprescindible para los veraneantes, ya que si te escuchan hablar andalú será más fácil que no te claven en el chiringuito o en el taxi) les remito al programa "Andaluces levantaos" presentado por Manu que además de ser un moustro es el presentador que más cecea del mundo mundial.
Y si alguien te mira mal o te dice que pronuncias las consonantes de forma pésima, siempre podemos contestar como Paz Padilla:
" pero mira que bien pronuncio las vocales ´hijo de puta´.
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