He estado malita.
Pero no una enfermedad rara e interesante que me eleve a la catagoría de caso de House, sino un resfriado común y corriente.
Una cosita vulgar, vaya, que no me ha servido ni para faltar al trabajo un día.
Sin embargo sí noté como el llevar un pañuelito de papel en las narices harta de estonudar a todas horas, ha hecho que me traten poco más o menos como a una apestada.
Nada de besos, me saludaban de lejos, de hecho algunos cruzaban la acera para no tener que saludarme. Eso unido a la incomodidad de no poder respirar, de hablar gangosamente, de tener los ojos como tomates y el malestar propio del caso no ha contribuido a facilitarme la semana.
¿Que hemos aprendido ?
1. Que el miedo a la enfermedad a veces es peor que la enfermedad en sí
2: Que la gente no te deja colarte para comprar el pan cuando tienes en brazos un niño berreando a voz en grito pero sí te despachan enseguida si estornudas cuatro veces de nada
3. Que sólo tu madre será capaz de desafiar cualquier mal conocido y por conocer, para ponerte la mano en la frente y prepararte un caldito de pollo.
2 comentarios:
está todo el mundo "cagao" con la gripe...
Que buenas son las mamis cuando uno/a está enferma/o, en ese amor crece el amor hacia ellas jeje
pues sí Audrey, toda la razón tienes..
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